La ética y la migración hacia las ciudades a finales
del siglo XIX y principios del siglo XX en Colombia
El fin del dominio
colonial español en América y el ascenso sin parangón de Inglaterra como
imperio colonial en todo el mundo, trajo consigo el deseo de las élites
colombianas por embarcarse en el proyecto de la modernidad, propio de las
potencias económicas europeas, exitoso en los Estados Unidos, y ya adoptado en
parte por ciertos círculos de la élite criolla durante los últimos decenios del
siglo XVIII. El siglo XIX, sobre todo después de su segunda mitad, vio cómo los
grupos gobernantes eligieron, en lo económico, permitir la apertura
librecambista y la exportación de materias primas y, en lo político, buscar la
soberanía popular. Los partidos Liberal y Conservador tomarían a la modernidad
como base del desarrollo del país, a pesar de sus antagonismos, y compartirían
los valores de la civilización occidental, acogiéndolos como suyos y dando paso
a la entrada de mercancías e ideas desde Inglaterra, Francia y los Estados
Unidos. Modernizar el país se convirtió en una necesidad política y económica a
los ojos de la dirigencia nacional,
aunque los caminos para alcanzarla se diferenciaran entre las élites
partidistas.
El proyecto
modernizador buscó educar al estilo europeo. La educación en la población
colombiana, caracterizada por ser mestiza, mulata, analfabeta y pobre, bárbara
según los grupos gobernantes, debería comenzar a inculcar las letras, en un
país dominado por la retórica de una élite de abogados y gramáticos. Las letras
necesitaban ser accesibles a la población para así lograr el dominio del cuerpo
por parte de la mente. Alcanzar la modernidad y la civilización suponía llegar
a controlar individual y colectivamente las acciones y los pensamientos,
siempre desordenados en el caso de las sociedades no letradas. La familia y la
Escuela se convirtieron en los espacios que moldearían a los individuos,
estructurando las maneras y formas para controlar la cotidianidad: cómo comer,
vestir, hablar, caminar, bañarse, no emborracharse,etc.
Los manuales de
urbanidad, tuvieron la función de crear un sujeto católico, burgués,
civilizado, urbano y que sintiera como suya la herencia española. La urbanidad
relejaba el deseo por abandonar la barbarie, propia de la periferia (no
ciudad); la urbanidad representaba, por un lado, el deseo de lograr la
modernidad que el país no poseía en su naturaleza, pero para ello se nutría de
ideas tradicionales, no modernas, lideradas por las clases dirigentes o de
poder.
Pareció necesario
tanto educar a la población autóctona para la civilización, como atraer a
inmigrantes provenientes de las zonas más desarrolladas de Europa, e insertarse
en el mercado mundial a través de la producción y exportación de materias
primas. Pero el proyecto migratorio terminaría por desvanecerse pronto al no
poder Colombia competir con otros países con mayores atractivos como Argentina
o Estados Unidos. Por ello, los esfuerzos se encaminaron en realizar una
reforma educativa, mientras la economía nacional intentaba adentrarse poco a
poco en el sistema capitalista, con productos como la quina, el tabaco, el añil
y el café. El creciente proceso de urbanización tuvo lugar (mediante la
inmigración del campo a las ciudades) y la aparición y difusión de los medios
de comunicación. La política liberal de los años treinta y cuarenta (siglo XX)
le apostó a la modificación de la educación como forma de control social para
intentar incluir a la población en la modernidad. El progreso, al que se
llegaría mediante la universalización de la democracia, pondría a la educación
como su punto de partida.
La urbanidad, en
el proyecto educativo por la modernidad, funcionaba como creadora y legitimadora
de comportamientos, pensamientos y posturas. Suponía, la adquisición de
destrezas basadas en prohibiciones y (auto) coacciones (limitaciones) que nunca
eran sometidas a crítica ni necesitaban ser explicadas (eran tomadas como
verdades absolutas). Relejaba un mundo en donde el individuo estaba mediado por
la mirada juzgante de los demás y por la suya propia, pues proponía un sujeto
autodidacta, que por medio de la imitación lograra aprender por sí mismo lo que
significaba ser civilizado, y que alcanzaba este calificativo solo cuando los
otros le daban su aprobación. El individuo debía moldear su subjetividad basado
en la concepción de una sociedad estructurada por las jerarquías naturales
(clases sociales según la “raza”), de la familia nuclear como forma primaria de
la vida en común y de la homogenización de los comportamientos.
La ciudad también
se convirtió en el centro de la vida “moderna”, sectorizando la población en
barrios marginales o centrales de acuerdo a su posición económica. Fue así como
la ciudad se organizó de acuerdo a la necesidad de movilidad de la periferia
hacia el centro y diferenciación de la sociedad; en el centro se ubicaban las
fábricas, instituciones gubernamentales, centros de intercambio económico,
espacios de sociabilidad (parques), escuelas, entre otros. Fueron estos lugares
los que recibieron más rápidamente electricidad y agua, los que contaban con
las primeras vías pavimentadas y por tanto, un mayor acceso a todos los
recursos. A mediados del siglo XX, la población urbana había aumentado, pero
aún la producción económica se basaba más en la tierra que en las industrias y
por tanto, la población rural era alta. Sin embargo, fue desde 1946 con los
conflictos y persecuciones de tipo político que la población colombiana migra
masivamente a las ciudades no sólo en busca de una mejor posición
socio-económica sino también por el desplazamiento forzado. Con esto, las
ciudades se reconfiguran, agrandándose los círculos de marginalidad- miseria y
opulencia- poder, favoreciéndose una economía tipo industrial y una vida
citadina como característica de la población colombiana moderna. Sin embargo,
la idea de progreso en Colombia, ha ido de la mano con el atraso,
desconocimiento, marginalidad y superioridad de unos sobre otros; las políticas
han ido de la mano de este proceso y por tanto, la idea de vivir en una ciudad
más equitativa a veces se vuelve hasta utópica.
Actividad
1. ¿Qué buscaba lograr la ética de fines del siglo XIX
y principios del siglo XX en los
ciudadanos colombianos?
2. ¿Qué conflictos se pudieron generar en la sociedad
colombiana del momento por las ideas éticas que se querían imponer y la
realidad colombiana del momento?
3. ¿Cómo pudieron relacionarse la ética de la ciudad
“moderna” en Colombia y la ética o forma de pensar/actuar de los campesinos del
momento que migraban a las ciudades en búsqueda de fuentes de trabajo?
4. ¿Consideras que las políticas educativas y los
“manuales de urbanidad” fueron suficientes para crear un modelo de identidad
ciudadana en Colombia? Explica tu respuesta.
5. ¿Cómo crees que se pudo empezar a solucionar el
conflicto entre los sujetos colombianos en este momento histórico?
6. ¿Consideras que la situación de las ciudades
colombianas responde aún a dinámicas de exclusión y jerarquización? ¿por qué?
7. Analizando el texto leído ¿es importante conocer
los modelos de desarrollo y proyectos económicos nacionales para cambiar la
situación social del país?
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