martes, 12 de junio de 2018

cátedra de paz (9-3/9-4) Migración


La ética y la migración hacia las ciudades a finales del siglo XIX y principios del siglo XX en Colombia
El fin del dominio colonial español en América y el ascenso sin parangón de Inglaterra como imperio colonial en todo el mundo, trajo consigo el deseo de las élites colombianas por embarcarse en el proyecto de la modernidad, propio de las potencias económicas europeas, exitoso en los Estados Unidos, y ya adoptado en parte por ciertos círculos de la élite criolla durante los últimos decenios del siglo XVIII. El siglo XIX, sobre todo después de su segunda mitad, vio cómo los grupos gobernantes eligieron, en lo económico, permitir la apertura librecambista y la exportación de materias primas y, en lo político, buscar la soberanía popular. Los partidos Liberal y Conservador tomarían a la modernidad como base del desarrollo del país, a pesar de sus antagonismos, y compartirían los valores de la civilización occidental, acogiéndolos como suyos y dando paso a la entrada de mercancías e ideas desde Inglaterra, Francia y los Estados Unidos. Modernizar el país se convirtió en una necesidad política y económica a los ojos  de la dirigencia nacional, aunque los caminos para alcanzarla se diferenciaran entre las élites partidistas.
El proyecto modernizador buscó educar al estilo europeo. La educación en la población colombiana, caracterizada por ser mestiza, mulata, analfabeta y pobre, bárbara según los grupos gobernantes, debería comenzar a inculcar las letras, en un país dominado por la retórica de una élite de abogados y gramáticos. Las letras necesitaban ser accesibles a la población para así lograr el dominio del cuerpo por parte de la mente. Alcanzar la modernidad y la civilización suponía llegar a controlar individual y colectivamente las acciones y los pensamientos, siempre desordenados en el caso de las sociedades no letradas. La familia y la Escuela se convirtieron en los espacios que moldearían a los individuos, estructurando las maneras y formas para controlar la cotidianidad: cómo comer, vestir, hablar, caminar, bañarse, no emborracharse,etc.
Los manuales de urbanidad, tuvieron la función de crear un sujeto católico, burgués, civilizado, urbano y que sintiera como suya la herencia española. La urbanidad relejaba el deseo por abandonar la barbarie, propia de la periferia (no ciudad); la urbanidad representaba, por un lado, el deseo de lograr la modernidad que el país no poseía en su naturaleza, pero para ello se nutría de ideas tradicionales, no modernas, lideradas por las clases dirigentes o de poder.
Pareció necesario tanto educar a la población autóctona para la civilización, como atraer a inmigrantes provenientes de las zonas más desarrolladas de Europa, e insertarse en el mercado mundial a través de la producción y exportación de materias primas. Pero el proyecto migratorio terminaría por desvanecerse pronto al no poder Colombia competir con otros países con mayores atractivos como Argentina o Estados Unidos. Por ello, los esfuerzos se encaminaron en realizar una reforma educativa, mientras la economía nacional intentaba adentrarse poco a poco en el sistema capitalista, con productos como la quina, el tabaco, el añil y el café. El creciente proceso de urbanización tuvo lugar (mediante la inmigración del campo a las ciudades) y la aparición y difusión de los medios de comunicación. La política liberal de los años treinta y cuarenta (siglo XX) le apostó a la modificación de la educación como forma de control social para intentar incluir a la población en la modernidad. El progreso, al que se llegaría mediante la universalización de la democracia, pondría a la educación como su punto de partida.
La urbanidad, en el proyecto educativo por la modernidad, funcionaba como creadora y legitimadora de comportamientos, pensamientos y posturas. Suponía, la adquisición de destrezas basadas en prohibiciones y (auto) coacciones (limitaciones) que nunca eran sometidas a crítica ni necesitaban ser explicadas (eran tomadas como verdades absolutas). Relejaba un mundo en donde el individuo estaba mediado por la mirada juzgante de los demás y por la suya propia, pues proponía un sujeto autodidacta, que por medio de la imitación lograra aprender por sí mismo lo que significaba ser civilizado, y que alcanzaba este calificativo solo cuando los otros le daban su aprobación. El individuo debía moldear su subjetividad basado en la concepción de una sociedad estructurada por las jerarquías naturales (clases sociales según la “raza”), de la familia nuclear como forma primaria de la vida en común y de la homogenización de los comportamientos.
La ciudad también se convirtió en el centro de la vida “moderna”, sectorizando la población en barrios marginales o centrales de acuerdo a su posición económica. Fue así como la ciudad se organizó de acuerdo a la necesidad de movilidad de la periferia hacia el centro y diferenciación de la sociedad; en el centro se ubicaban las fábricas, instituciones gubernamentales, centros de intercambio económico, espacios de sociabilidad (parques), escuelas, entre otros. Fueron estos lugares los que recibieron más rápidamente electricidad y agua, los que contaban con las primeras vías pavimentadas y por tanto, un mayor acceso a todos los recursos. A mediados del siglo XX, la población urbana había aumentado, pero aún la producción económica se basaba más en la tierra que en las industrias y por tanto, la población rural era alta. Sin embargo, fue desde 1946 con los conflictos y persecuciones de tipo político que la población colombiana migra masivamente a las ciudades no sólo en busca de una mejor posición socio-económica sino también por el desplazamiento forzado. Con esto, las ciudades se reconfiguran, agrandándose los círculos de marginalidad- miseria y opulencia- poder, favoreciéndose una economía tipo industrial y una vida citadina como característica de la población colombiana moderna. Sin embargo, la idea de progreso en Colombia, ha ido de la mano con el atraso, desconocimiento, marginalidad y superioridad de unos sobre otros; las políticas han ido de la mano de este proceso y por tanto, la idea de vivir en una ciudad más equitativa a veces se vuelve hasta utópica.
Actividad
1. ¿Qué buscaba lograr la ética de fines del siglo XIX y  principios del siglo XX en los ciudadanos colombianos?
2. ¿Qué conflictos se pudieron generar en la sociedad colombiana del momento por las ideas éticas que se querían imponer y la realidad colombiana del momento?
3. ¿Cómo pudieron relacionarse la ética de la ciudad “moderna” en Colombia y la ética o forma de pensar/actuar de los campesinos del momento que migraban a las ciudades en búsqueda de fuentes de trabajo?
4. ¿Consideras que las políticas educativas y los “manuales de urbanidad” fueron suficientes para crear un modelo de identidad ciudadana en Colombia? Explica tu respuesta.
5. ¿Cómo crees que se pudo empezar a solucionar el conflicto entre los sujetos colombianos en este momento histórico?
6. ¿Consideras que la situación de las ciudades colombianas responde aún a dinámicas de exclusión y jerarquización? ¿por qué?
7. Analizando el texto leído ¿es importante conocer los modelos de desarrollo y proyectos económicos nacionales para cambiar la situación social del país?

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